martes, 3 de julio de 2012

Mineros vs. 15-M: FIGHT!

Inauguro "El Atizador de Wittgenstein" con este post sobre las protestas mineras de Asturias.
 


Desde el año pasado ha habido un sin fin de protestas pacíficas y -más o menos- multitudinarias  como respuesta a la situación económico-política que atraviesa España, y lo que comenzó siendo como un movimiento espontáneo capaz de ilusionar y movilizar empieza a degenerar. Durante años se nos vendió la moto de que se hacía caso a las protestas políticas que se planteasen de forma pacífica y bienintencionada: hoy sabemos que es mentira.

Un año de concentrar a miles de personas en las plazas de todo el país ha demostrado algo: que no sirve para nada que no sea reforzar la cohesión de grupo y aumentar la autoestima de los participantes (Elías Canetti, 2010). Imagino a los miembros del Gobierno y las Cortes Generales riéndose delante del televisor y diciendo: "Shí, shí...pero noshotrosh tenemosh mayoría absholuta. Vueshtro argumento esh inválido". Es vergonzoso, pero no se les puede culpar por su actitud; mientras la gente no esté dispuesta más que a sentarse con las manos levantadas no tienen de qué preocuparse, al menos no en este país (será tema de otro post).

Mis amigos pacifistas y jipis dicen que se puede cambiar España mediante la no-violencia, y yo durante mucho tiempo he estado de acuerdo con esa tesis, pero este año de protestas me ha hecho reflexionar al respecto. Como en cualquier otro campo, en política es imposible la comunicación entre dos personas cuando no se tienen ciertos significados compartidos (Wittgenstein, 2008): si yo llamo 'cacharro' a una cosa que tu conoces como 'koala', difícilmente nos vamos a entender cuando hablemos de bebidas y marsupiales. Políticamente, se traduce en que es necesario que gobernantes y gobernados den por sentadas varias premisas comunes para poder comunicarse. El problema es el siguiente:
  • Los manifestantes parten de la base de que el Gobierno debería darse por aludido después de un año de protestas pacíficas. Después de todo, se nos ha educado en eso: "Te lo doy si lo pides por favor" y "Los partidos y las instituciones están para representar al pueblo y sus intereses".
  • El Gobierno y los partidos parten de un legalismo obtuso que roza el retraso mental: "La ley dice que la participación política se canaliza a través de los partidos y no hay más que hablar. Como somos un partido y tenemos mayoría absoluta estamos en nuestro derecho de hacer lo que nos dé la gana y vosotros sois unos ingratos por quejaros".
(Ni que decir tiene, que a la larga ese tipo de razonamiento puede conllevar problemas al más puro estilo Luis XVI).



Al no haber significados compartidos entre manifestantes y gobierno, todo intento de comunicación es infructuoso (manifestaciones pacíficas) o traumático (cargas policiales). La diferencia de medios entre los protagonistas de esta historia de amor hace  improbable que el Gobierno acepte las premisas de los manifestantes -pueden permitirse no hacerlo-, por lo que podría ser interesantes que estos planteasen un cambio de estrategia: ¡REALISMO!

En un ejercicio de histeria, los españoles nos hemos comportado como abnegados mártires a la espera de que el Faraón nos libere de Egipto porque hemos sido buenos y "nos lo merecemos". Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que nos merecemos los líderes que tenemos por no tener la voluntad necesaria para quitarlos de en medio -"El que pide con timidez se expone a que le nieguen lo que pide sin convicción" (Robespierre)-. Es simple:
  1. Ellos son los representantes políticos de los intereses del pueblo.
  2. Ellos no representan los intereses del pueblo.
  3. Ellos no son.
Donde está el representado, el representante es prescindible. Si se prometió el Reino de los Cielos y nos lo niegan, habrá que tomarlo por asalto...pero es necesario tener la voluntad para hacerlo y a asumir las consecuencias últimas de nuestros actos. Es decir, dejar de ser víctimas y mártires como hasta ahora. Hay unos objetivos y ahora hay que buscar los medios adecuados para lograrlos.

Independientemente de si se comulga o no con sus motivos, es indiscutible que los mineros han adoptado una actitud radicalmente realista y opuesta a la del 15-M hasta ahora. Son pocos, les superan en medios y saben que la única baza que pueden jugar es impedir el normal funcionamiento de las cosas: vamos, ser un grano en el culo del Gobierno. Cortando vías de tren, montando barricadas en mitad de la autovía y lanzando cohetes a la Guardia Civil han logrado aislar Asturias del resto de España y tratan de llevar la situación al límite: o Madrid cede o tiene que mostrar la cara más amarga de la represión estatal -¿He oido  declaración del Estado de Alarma en Asturias e intervención del Ejército?- para no perder de facto el monopolio de la violencia.

Señoras y señores, estamos hablando de TERRORISMO. O lo que es lo mismo, intentar lograr objetivos políticos al causar unos efectos psicológicos desproporcionados en comparación con los daños materiales causados.

¡Que no huyan todavía los puristas y los buenos!

A raiz del problema de ETA, durante muchos años se ha vinculado la idea de terrorismo a 'malo': "Los etarras nos quieren matar porque somos españoles, así que son malos...y como ellos son los malos, nosotros somos los buenos. Los etarras son terroristas, así que los terroristas son malos". Es algo tan burdo como estúpido. Es tentador seguir hablando en términos de 'Bien' y 'Mal' -cuánto daño han hecho Platón y Disney-, pero hacerlo en política a estas alturas de la película es un sinsentido.

El terrorismo es una cuestion de medios y fines, no de moral: los mineros asturianos son terroristas por los objetivos que persiguen y los medios que emplean, no porque sean -cuesta contener la risa- malos. Decir que los mineros son malos por ser unos terroristas supondría decir que el Gobierno es el bueno de la peli...vamos, que nos mean encima y encima tendrán la cara de decir que llueve. Resumiendo:
  • ¿Estoy de acuerdo con los objetivos de los mineros?: NO, la explotación del carbón es algo a extinguir.
  • ¿Estoy de acuerdo con sus medios?: SÍ, me parecen totalmente realistas y válidos.
En cualquier caso, creo que hay que estar atentos a la lucha de los mineros asturianos, ya que pueden sacarse conclusiones muy interesantes de cara a futuras protestas políticas. Han adecuado sus medios a sus objetivos perfectamente y sólo queda ver si su realismo supone que aceptan como consecuencia necesaria de su lucha la represión que han vivido estos días: ¿llorar y decir que es una injusticia o sacar pecho y responder en consecuencia?

Termino con una frase de Henry David Thoreau, el padre de la desobediencia civil:"Bajo un gobierno que encarcele a alguien injustamente, el sitio adecuado para una persona justa es también la cárcel."

Que la Fuerza os acompañe. 






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